Los stents o endoprótesis son tubos de malla de aleación que se colocan en las venas para proporcionarles un soporte estructural. Existen varios diseños y tamaños. Los stents suelen colocarse en la zona de destino mediante un catéter vascular y en estado comprimido. Algunos son autoexpandibles, mientras que otros requieren la ayuda de un globo inflado.
La mayoría de los stents permanecen permanentemente en su sitio una vez desplegados y son muy difíciles de retirar si surge la necesidad. Además, algunos stents pueden estar recubiertas o diseñadas para administrar medicamentos lentamente a lo largo del tiempo.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprueba diferentes stents para su uso en venas y arterias. Los stents venosos, en comparación con las arteriales, suelen estar diseñados con más resistencia radial porque el sistema venoso está sometido a menos presión sanguínea. Asimismo, los stents venosos suelen ser más elásticas porque las venas se contraen y dilatan mucho más que las arterias.
¿Cuándo utilizar un stent?
Los stents se colocan para tratar enfermedades que implican una reducción parcial o total de la zona de un vaso abierta al flujo sanguíneo. Algunas de estas enfermedades son:
Síndrome post-trombótico (SPT)
El síndrome postrombótico está causado por un daño o traumatismo en las paredes y válvulas del sistema venoso. Por ejemplo, una trombosis venosa profunda (TVP) puede dejar las venas dañadas incluso después de haber sido extraída o desalojada. Estos vasos dañados pueden no ser capaces de mantener su estructura sin el apoyo de un stent.
Síndrome de May-Thurner (SMT)
El síndrome de May-Thurner se define por la compresión de la vena ilíaca izquierda por la arteria ilíaca común derecha. Esta compresión da lugar a una fibrosis (tejido cicatricial) en la pared del vaso. El crecimiento de la fibrosis provoca el estrechamiento de la vena. El estrechamiento puede reabrirse mediante un stent venoso.
Síndrome de congestión pélvica (SCP)
El síndrome de congestión pélvica está causado por la acumulación de sangre en la pelvis del individuo afectado. Esto tiene muchas causas, una de las cuales es la compresión de la vena ilíaca. En estos casos, se puede colocar un stent para restablecer el flujo sanguíneo óptimo de la pelvis.
Enfermedad arterial periférica (EAP)
La enfermedad arterial periférica está causada por la acumulación de placas de grasa en las arterias que reducen el flujo sanguíneo a las extremidades. Si no se trata, puede pasar de un dolor leve a una ulceración activa o a una isquemia crítica de las extremidades que requiera una amputación. Los stents arteriales (endoprótesis arteriales) pueden utilizarse para reabrir un vaso enfermo y restablecer el flujo sanguíneo en la extremidad afectada.
Beneficios asociados a los stents
La colocación de stents se ha hecho cada vez más frecuente en las últimas décadas y ha demostrado ser segura y exitosa en el tratamiento de enfermedades vasculares. Una de las principales ventajas del stent es que puede introducirse mediante un catéter, en lugar de una intervención quirúrgica más invasiva. En relación con esto, otras ventajas son:
- Duración más corta de los procedimientos
- Menos tiempo de recuperación
- Riesgo mínimo de complicaciones
- La posibilidad de someterse a este procedimiento en un laboratorio de consultorio en lugar de un hospital
Riesgos asociados a los stents
Al igual que todos los procedimientos médicos, la colocación del stent ha demostrado ser de bajo riesgo, pero todavía existe algún riesgo. Algunos de estos riesgos son:
Riesgos relacionados con el catéter
Cualquier procedimiento que implique la colocación de un catéter dentro de un vaso sanguíneo conlleva ciertos riesgos. Estos riesgos incluyen daños en el vaso sanguíneo, hematomas o hemorragias en el lugar de la punción e infección. La probabilidad de que se produzca alguno de estos acontecimientos es inferior al 1%.
Alergia al material de contraste radiográfico
El paciente puede tener una reacción alérgica al material de contraste radiográfico utilizado durante los procedimientos endovasculares. Estos episodios van desde un leve picor hasta reacciones graves que pueden afectar a la respiración o a la presión arterial. Los pacientes que se someten a procedimientos son supervisados cuidadosamente por un médico y una enfermera durante el procedimiento.
Exposición a los rayos X
Los procedimientos endovasculares se realizan bajo rayos X. Cualquier dispositivo de diagnóstico por imagen, incluida la exposición a los rayos X, conlleva riesgos.
Menopausia de inicio temprano
Aproximadamente un 1% de las mujeres experimentan la menopausia poco después de la embolización. Esto es más frecuente en las mujeres que tienen más de 45 años cuando se someten al procedimiento.
Histerectomía
Algunas mujeres pueden acabar necesitando una histerectomía debido a la persistencia de los síntomas o a otras afecciones. La probabilidad de requerir una histerectomía tras la embolización es baja (menos del uno por ciento).
¿Cómo es el procedimiento de inserción de un stent?
La inserción del stent se realiza normalmente bajo una sedación consciente leve. Se puede esperar una sedación por vía intravenosa y la aplicación de un anestésico local en el lugar de inserción. La inserción de una vaina permite la entrada de una guía, un catéter y la colocación del stent.
El despliegue de un stent requiere el apoyo de imágenes avanzadas para localizar los vasos enfermos, asegurar el despliegue adecuado y confirmar las métricas de éxito técnico. Las modalidades de imagen más comunes son la angiografía, la venografía y el ultrasonido intravascular (IVUS).
El procedimeinto de angiografía utiliza rayos X y un medio de contraste para visualizar el flujo sanguíneo en las arterias.
El procedimiento de la venografía es idéntico al de la angiografía, salvo que se realiza en las venas.
El IVUS utiliza vibraciones ultrasónicas para visualizar el tamaño y la estructura de un vaso. Puede realizarse tanto en venas como en arterias.
El stent se introduce en el vaso enfermo a través de una guía y se despliega con un balón, si es necesario. Una vez completado el despliegue, se retiran todos los demás dispositivos médicos y se lleva al paciente a la zona de recuperación.
Preparación para el procedimiento:
Su especialista vascular debe revisar los riesgos, beneficios y otras expectativas con usted antes de su procedimiento. Las instrucciones de cada paciente deben adaptarse a su situación particular, pero las recomendaciones más comunes son:
Es necesario obtener una historia detallada:
- Enfermedad maligna previa
- Antecedentes quirúrgicos previos, incluyendo antecedentes de cateterismo venoso o traumatismos
- Antecedentes de radiación
- Antecedentes familiares de enfermedad venosa
Es obligatorio un examen físico minucioso
- Pulsos en la extremidad afectada
- Discrepancia de diámetro entre la extremidad afectada/no afectada
- Ulceraciones o cambios en la piel
- Varios exámenes para descartar cualquier otra posible afección vascular.
Organice de antemano el transporte de ida y vuelta al centro de la intervención con un familiar o amigo. Debido a la sedación utilizada, se recomienda encarecidamente que evite conducir cualquier vehículo de motor durante al menos 24 horas después de su procedimiento.
Debe estar en ayunas durante al menos 12 horas antes de su procedimiento. Informe al equipo de enfermería de su centro si ha olvidado hacerlo.
Instrucciones postoperatorias
Absténgase de levantar objetos pesados (por ejemplo, no más de 5 kilos), hacer esfuerzos, empujar o realizar ejercicios de impacto (por ejemplo, correr, trotar o andar en bicicleta) durante los primeros 3 días. Podrá caminar, subir escalones e incluso manejar, siempre que no tenga excesivos hematomas, inflamación o dolor en el lugar de la punción.
Se le dará de alta con un apósito sobre la zona de punción. Esta puede ser retirada a la mañana siguiente. Examine la zona de punción diariamente durante los primeros días y notifíquenos cualquier cambio significativo. Puede haber hematomas alrededor de la zona. Si nota que sangra, se inflama o aumenta el hematoma, aplique presión directa constante sobre la zona y busque atención médica INMEDIATAMENTE.
Absténgase de sumergirse en la bañera, el jacuzzi o la piscina hasta que el pinchazo esté curado.
Consulta de seguimiento y monitoreo de rutina
El seguimiento rutinario para el control es vital después de su procedimiento para detectar a tiempo las complicaciones a corto y largo plazo. Center for Vascular Medicine recomienda un seguimiento postoperatorio a la semana, a las 6 semanas, a los 3 meses, a los 6 meses, al año, y después una vez al año. Cada dos visitas deben incluir una ecografía, a menos que su especialista vascular indique lo contrario.
Preguntas frecuentes sobre la colocación de stents venosos
La mayoría de los pacientes pueden volver al trabajo unos días después de la intervención. La recuperación suele ser muy rápida y debería poder abandonar el centro de la intervención en el mismo día.
Los stents están diseñados para ser colocados de forma permanente. En circunstancias atenuantes, los stents pueden retirarse quirúrgicamente, pero esto es difícil y a menudo reservado.
Los stents están diseñados para resistir el movimiento, pero es posible. Hay que hacer un seguimiento rutinario para detectarlo a tiempo, en el raro caso de que se produzca. Los stents también están diseñadas para resistir la oxidación.
La colocación del stent en sí solo debería provocar una leve molestia que cede rápidamente. Muchos pacientes informan de un dolor de espalda de moderado a intenso en las primeras semanas posteriores al procedimiento. Se pueden recetar analgésicos u otros antiinflamatorios para controlar estas molestias.
Puede ducharse en las 24 horas siguientes a la intervención. Le pedimos que se abstenga de sumergirse en una bañera, bañera de hidromasaje o piscina hasta que la zona de punción esté curada.
Llame a nuestra oficina inmediatamente si nota alguno de los siguientes signos o síntomas:
- Aumento de la inflamación o de la hemorragia en el lugar de la punción.
- Aumento de los hematomas en la pierna o en el abdomen.
- Pierna o pie doloroso y frío con o sin cambios de color.
- Aumento del dolor lumbar, abdominal o de piernas.